domingo, 20 de septiembre de 2015

Tu hijo sólo quiere sobrevivir....

Ya les conversaba yo de la fascinante exterogestación en el artículo anterior, donde uno puede comenzar (recién) a comprender la demanda de atención de nuestros hijos, sobretodo en los primeros meses de vida. Ya entendimos que nuestras crías son muy vulnerables  y que nacen antes de tiempo por una cuestión evolutiva, y eso hace que sean mucho más dependientes de sus padres. 
Aún así, los niños no vienen con un manual de instrucciones y existen demasiados misterios por resolver en cuanto a la crianza de nuestros cachorros, ¿donde dormirá?, ¿cuánto pecho le doy?, ¿quién lo cuidará?, etc. Podríamos estar todo el día formulando preguntas.
Pero y quién lo hace bien?, ¿quién tiene razón?; el pediatra?, mi mamá?, la suegra?, la vecina?...
Un día en una publicación me identifiqué como mamífera, la respuesta fue: no somos mamíferas, somos mujeres!. Y sí somos mujeres sin duda, pero se nos olvida que somos un animal más en la cadena, nos diferenciamos en que tenemos lenguaje más evolucionado y tenemos la capacidad de razonar, pero aquello no nos quita lo que por millones de años nos ha permitido sobrevivir en la tierra. Lo que cambió mi manera de ver la maternidad como algo más que "el próximo paso a seguir en la vida", fue darme cuenta de esto, soy Enfermera, esposa, mujer, mamífera, animal...necesitamos abrir los ojos hacia nuestra propia naturaleza, retroceder esos millones de años y conectarnos con la loba, la leona...la que no tiene vergüenza de amamantar en público, la que que siente celos sin culpa y sin tener que disculparse de lo que siente, la que necesita intimidad y oscuridad para parir..
Se supone que como mamíferas deberíamos saber por instinto como hacerlo, nuestros antepasados no iban al pediatra, no tenían google, ni libros de crianza, clases de yoga pre-natales, ni blogs para aprender o recibir consejos. Antes la naturaleza mandaba. Hoy nosotras vivimos en una especie de cautiverio, donde el instinto se ve inhibido por un sin fin de reglas y normas establecidas, hoy la crianza en muchos aspectos esta protocolarizada.
Imagen obtenida de la web
Mirando a nuestros antepasados, podemos saber con certeza que casi todas las culturas coincidían en que los hijos tomaban pecho y la principal cuidadora era la  madre con quién tenía contacto físico la mayor parte del tiempo. ¿Porqué hoy esa manera de criar es menos común?.
Nuestros hijos sólo quieren sobrevivir, Si a un niño lo dejan sólo en la selva, ¿cuánto duraría? tal vez sólo horas antes de ser devorados, o morir de hambre y sed. Y es por eso que las mujeres estamos "llamadas"genéticamente a estar cerca de nuestros hijos.
Nuestros hijos no saben hablar cuando nacen, pero eso no significa que no se puedan comunicar, en un comienzo la comunicación principal es a través del llanto. El ponerse a llorar de forma súbita al ser dejados solos es una respuesta adaptativa que permite que su madre acuda en su ayuda lo más pronto posible, y el hecho de que la madre responda al llanto no es por obligación o porque será visto de mala manera si deja al niño llorar, sino que es netamente instintivo y porque ama a su hijo. Un bebé pequeño no tiene noción del espacio y el tiempo, no sabe que tú estas en la otra pieza o que sólo fuiste al baño por un minuto y ya vuelves por él, por lo tanto tu hijo al darse cuenta de tu ausencia, no tiene más remedio que llorar para que se acuerden de él, para no ser devorado por la hienas.
Por lo tanto a los niños hay que darles tiempo, al principio se sienten desvalidos y necesitan contacto físico constante, después ya podrá estar más tranquilo mientras te vea en su campo visual y así hasta que logre comprender. Por ahora tu hijo no sabe que esta en una cuna donde no llegan las hienas, que no morirá de hambre o de frío, y no sabe cuanto tiempo le dejarás sólo, él responde a lo que su propio instinto le dicta, que es ponerse siempre en el peor caso.
No pueden negar que todo esto resulta fascinante!, todo el mundo te advierte de lo sacrificado que es cuidar a un bebé, y sí que lo es!, pero creo que es absolutamente peor ser el bebé, salir de ese lugar tan rico, cómodo donde no necesitaba nada más que el latido de la mamá, y abrir los ojos en este lugar tan grande y ahora siente frío, hambre, y me ponen ropas, escucho ruidos, veo luces, no logro decir lo que necesito...ufff que horror ser bebé, sin duda necesitamos ponernos en el lugar de ellos un momento y entender que debe ser muy complejo despertar al mundo.

Fuente: "Bésame Mucho", Carlos Gonzalez.

Jennifer Ravanal C.
Enfermera.

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