miércoles, 16 de septiembre de 2015

Exterogestación..hermoso y desconocido...

Creo que con esta palabra rara comenzó mi fascinación con el mundo de los bebés y la famosa maternidad.
Antes de tener a Pedro yo admiraba a aquellas mujeres que desde el día uno lograban que sus hijos durmieran en su cuna, incluso algunas lograban hacerlos dormir en su propia habitación, y les decía "cuando tenga guagua me enseñas el secreto", y miraba horrorizada esos bebes malcriados que sólo querían brazos y mimos de sus padres o abuelos.
Estamos claros con el hecho de que todos los niños son diferentes y todos los padres también lo son, si un niño logra dormir sólo desde el día uno, o logra dormir toda la noche desde el primer mes de vida, y se queda tranquilo la mañana entera viendo tele en el coche, me imagino que esa madre salió sorteada con un niño excepcional, bien por ellas!
Pero, en la mayoría de los casos, nos tocan bebés normales, que demandan de nuestra atención 24/7 sin interrupciones, sin derecho a réplica y es simplemente agotador. 
Dicen que no es bueno leer tanto antes de tener al bebé porque con tanta información podrías colapsar de todas formas, sin embargo, creo que lo importante no es cuánto leer, sino qué leer; y yo me agradezco a mi misma por haber tenido la lucidez de leer un par de libros, que en ningún caso me han dado una receta mágica de crianza y que tampoco me han salvado de los llantos a solas rogándole al señor que me de una señal de qué miércale quiere mi hijo ahora, sino que me han dado una perspectiva distinta y absolutamente fascinante del mundo de los recién nacidos que me permite comprender esa demanda infinita de atención, cariño y teta de nuestros cachorros, y me he dado cuenta de como durante muchos años nuestro instinto se ha visto inhibido por distintas "recomendaciones" que impiden que uno actúe según la naturaleza nos dicta.
El recién nacido humano nace sumamente vulnerable, no es capaz de desplazarse por si solo como las crías de otros animales, ni tampoco puede agarrarse del pelaje de su madre como lo hacen los gorilas.
Esto debido a que cuando el hombre se puso de pie, nuestra pelvis y cadera se hicieron más estrechas y se ubicaron hacia adelante para sostenernos de pie. Esto a su vez hizo que el canal de parto se estrechara también, es así que el momento del parto se adelantó, debido a que ya no podíamos parir bebés con cabezas más grandes, finalmente nacemos entre seis y doce meses antes de lo que lo hacíamos cuando todavía no estábamos erguidos. Si quisiéramos crías como las de otras especies, como las cebras o los leones tendríamos que estar embarazadas por alrededor de 21 meses y eso suena terrible...
Los bebés necesitan recrear por al menos seis meses más las condiciones que tenían dentro del útero materno y por otro lado al nacer tan vulnerables en comparación a las crías de otras especies necesitan de más cuidados por parte de sus cuidadores.
Imagen extraída de la web
Otro factor importante es el desarrollo del cerebro del niño, existe un cerebro primitivo o llamado reptiliano que controla nuestras necesidades vitales como los latidos del corazón o respirar, este cerebro lo tienen los niños al nacer.
Esta también el cerebro emocional, responsable de las emociones y sentimientos y de parte de nuestra memoria (la inmediata, la implícita), este cerebro también lo tienen los niños cuando nacen.
Y esta el cerebro superior, el cerebro moderno que sólo lo poseen los mamíferos y que nosotros los humanos tenemos más desarrollado, de él depende el lenguaje, el razonamiento, la memoria a largo plazo, etc.
Como conclusión nuestro cerebro no esta terminado al momento de nacer, es como un computador nuevo al que hay que instalarle todos los programas. Esa es la importancia de cómo "programemos" el cerebro de nuestros hijos ya que eso influirá en su vida adulta, ya que las experiencias que se repiten quedan grabadas inconscientemente. El atender las necesidades de nuestros hijos facilita el desarrollo sano de su sistema nervioso y nuestra cercanía les significa sentirse seguros y amados. 
Como ven los  niños no pueden manipularnos con sus llantos y conductas, esto nos permite entender mejor porque nuestros hijos necesitan tanto de nosotros y nos recuerda que debemos seguir nuestros instintos al momento de criar a nuestros cachorritos.


Fuente: "La crianza feliz", Rosa Jové

Jennifer Ravanal C.
Enfermera.

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