jueves, 17 de marzo de 2016

La magia del caos...

Son las 7 de la mañana y estoy terminando mi turno en el hospital. Ya tengo todo bajo control. No tengo sueño, ya a esta hora el sueño se espanta, pero vuelve en un rato más, cuando bajan las revoluciones del movimiento de la noche.
Estos días me he quedado en casa con Pedro porque hizo una laringitis, así que no pudimos llevarlo a la sala cuna. Siento que a él le hace bien no ir unos días, no sólo por mejorar su salud, sino que también le hace bien estar más con nosotros.
Ya tiene 11 meses y su cumpleaños está a la vuelta de la esquina. Como nunca me he puesto a hacer todas las manualidades del mundo para hacer toda la decoración con mis propias manos. Con la suerte que todo me esta quedando muy lindo. Mientras hago cada cosa pienso que cuando uno tiene la motivación correcta, todo se hace más fácil. Me recuerda otros desafíos anteriores, como correr la maratón (les debo contar esa historia más adelante), fue difícil, había que entrenar mucho y hacer caso omiso del cansancio para poder avanzar y llegar al objetivo. Sin embargo en esa oportunidad era un desafío absolutamente personal (que compartí con mi esposo), si no llegaba a la meta o si decidía no correr, la única desilusionada sería yo. Cuando se trata del desafío de ser mamá, todas las metas no sólo te afectan a ti, sino que ahora repercuten en tu hijo, ahora somos familia, somos todos llegando a la meta, el abandonar la misión no esta en las opciones. Además ya no te puedes zafar jajaja.
No, no te puedes zafar. Ayer en la hora de almuerzo, miraba el desorden en la casa, juguetes tirados, el coche, la silla de comer, el corral, las rejas de protección en la escalera. Mis días más temidos estaban acá. "Hemos sido invadidos", le dije a mi esposo. Pedro ocupa todos los espacios, recorre toda la casa, mi pulcra, limpia y ordenada casa. Yo que mi TOC es el asunto del orden y la limpieza, sufro. Sufro viendo mi habitat tan diferente. Pero tan lleno de vida a la vez. Tan lleno de color, de risitas, de pasitos y sonidos de manitos gateando por los pasillos, ahí lo veo asomándose al baño mientras yo estoy en él con la puerta abierta, me ve y se ríe. Acá estabas mami!!.
Le decía a mi esposo que no se si me siento más cansada ahora o en los primeros meses, cuando Pedro nació. creo que al principio fue peor, porque no conoces a tu guagua aún, uno no se conoce como mamá y todo es tan nuevo que desespera. Más encima la guagua no hace mucho, así que es un cansancio atroz, tu eres un desastre, la casa es un desastre, pero porqué si la guagua esta plácidamente dormida??
Ahora estoy cansada, Pedro recorre todos los rincones, descubrió los veladores, la taza del baño, la escalera, la mesa de la tele. No puedo pestañear, (como lo hacía antes, cuando Pedro no sabía gatear ni darse vuelta ni nada de esas cosas), pero es un cansancio más entretenido. Por lo menos ahora mi hijo hace cosas divertidas, responde a mis caras y palabras, él descubre cosas y yo le aplaudo, le estimulo y lo felicito. Aunque no me cause gracia que desparrame todos los cotonitos por la pieza, o que logre abrir su mochila y sacar toda la ropa. El me mira y sonríe ... "mamá mira lo que puedo hacer!". Y por el contrario nuevamente me sorprendo, temía estos días porque pensé que estaría todo el día diciendo "NO!", pero me he visto tan fascinada con lo que un bebe puede hacer, sin que nadie le diga nada que disfruto cada instante, me encanta esos momentos en que me veo observando de lejos a Pedro sentado, mirando su libro con animalitos, y murmulla cosas, como si estuviera leyendo. Es tan maravilloso...insisto, que rico es pasar por todo esto y darse cuenta de toda la magia que ocurre delante de nosotros. Así que me rendí, mi hijo me cagó, con su exceso de encanto, de ternura, de astucia, de buscarle la solución a sus pequeños grandes problemas, de parecerse al giro sin tornillo de su padre, con eso de tener mis ojos, con eso de ser tan él.
Aquí estoy cansada, sumida en el desorden, rodeada de juguetes, descansando en el trabajo, disfrutando la magia, acompañando a mi hijo en sus travesuras, diciendo "muy bien", "yo te ayudo", en lugar de NO. 
De todas maneras como conversábamos con mi esposo ayer, mientras estábamos todos sentados en el piso, tendremos una vida llena de NOs, dejémosle disfrutar un ratito más de libertad al caurito....

Imagen Obtenida de la Web

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